20.5.12

Hambre de juegos

Hace unas semanas salí del cine encantada. "Los juegos del hambre" logró dejarme sin respiración en varias ocasiones, con una trama tan realizada como la interpretación de sus personajes. Pero, debe haber un pero. Experimenté una sensación de vacío ya que mi cerebro intentaba unir ciertas piezas del puzzle que no terminaban de encajar. ¿Dejarán que vivan sus tranquilas vidas después de todo? ¿Quiere Katniss a Peeta de verdad? ¿Quiere Katniss a Gale? ¿Quiere Katniss a alguien?


Tenía pocas vías de actuación. Por un lado podía esperar hasta diciembre del año que viene para ver "En llamas" y quizás responder alguna de estas cuestiones. Pero, teniendo en cuenta que todas estas dudas me surgen porque en una película es imposible expresar todo lo que se quiere, poco me ayudaría tanto tiempo de espera. Así que mis opciones se reducían a una: leer. 

Cuando acabé con el primero, "Los juegos del hambre", entendí que mis dudas podían ser universales, que quizás mucho sintieron ese vacío, porque entre líneas pude captar cada sentimiento de los protagonistas, pude interpretar cada gesto o palabra. En ese momento entendí los comentarios de los que ya iban con el libro leído antes de la película, y me uní en su crítica. Aunque no hay que quitar mérito a la adaptación, que no deja de ser medianamente fiel, lo importante no se entiende. Y eso no es bueno, nada bueno.
"En llamas" me condujo al éxtasis literario. No podía retirar mis ojos del e-book, se mantenían despiertos hasta que el cansancio ganaba la batalla. La vida de Katniss tras los juegos, Gale, Peeta, Prim, Haymitch y la aparición de personajes secundarios que tomaban paulatinamente relevancia, me hacía querer más y más. Y justo cuando te preparas para un trágico final, las palabras dejan de fluir y la cara de sorpresa no se borra. 
Sin pausa para meditar, empecé "Sinsajo", tratando de no perder el hilo de la historia y sintiéndome Katniss por momentos: su vitalidad, su fuerza, su frialdad aún cuando la vida solo le da palos, y sus ganas de luchar. "Sinsajo" ya fue el clímax. La evolución de la historia iba a pasos agigantados, ya no solo se trataba de una adolescente que por fuerza tenía que luchar, ahora era ella la causa de la lucha, ella tenía el poder de cambiar las cosas. El giro que daban cada uno de los personajes era aterrador a la par que inquietante, necesario para que la historia siguiera teniendo sentido. 
Para el final de los finales solo puedo tener una palabra: Grandioso.

Hoy sigo sintiendo un vacío, esta vez porque sé que ha terminado, sin preguntas existenciales ni dudas para resolver. Pero en el fondo me siento realizada, la espera no se me va a hacer eterna, sé todo lo que tengo que saber. Moraleja: la lectura es y será siempre mi mejor aliada.





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