26.10.15

I-kea.

Querida tú:

Hoy es un día agridulce. 
No lo siento como hace unos años, cuando parecía que sonaba una canción corta-venas de Dani Martín mientras decías adiós por los cristales del aeropuerto y yo lloraba desconsoladamente creyendo que mi vida estaba incompleta.
Mi vida va a estar  incompleta de nuevo, de eso que no te quepa duda. 
Pero no puedo llorar de esa manera (o quizás no me lo permito). Porque hoy es el comienzo del resto de tu vida, y eso no es motivo de tristeza.

Volvamos atrás. A esa habitación de la azotea de casa de abuela, dónde tantas ideas y planes dieron sus frutos a lo largo de estos años. Nos veo tiradas en esos sillones viejos y rotos, jugando a ser Hermione y Ron (siempre yo al mando y tu dejándote mangonear), contando los chismes de la semana. Yendo a preparar un bocadillo de nocilla, haciendo más planes. Jugando a un rápido con las cartas, y a veinte más. Creando códigos absurdos sobre cuáles eran las condiciones para seguir siendo primas hermanas a muerte (Cómo si eso se pudiera borrar sin más).

Saltamos en el tiempo, da igual si adelante o atrás. Total, no hay un momento de nuestras vidas en la que la otra no esté presente.
Nos veo cantando canciones de RBD en un super concierto que años después negaremos haber cantado. O de Luis Fonsi. Y las de operación triunfo.
Nos veo tiradas en cualquier playa de esta maravillosa isla, tu isla. Primero bebiendo coca cola, para una vez crecidas, volvernos locas con la cerveza. Nos veo de acampada sobre la arena rubia de Fuerteventura sin hacer nada más que contemplar el paisaje.

Nos recuerdo en cualquiera de tus casas, haciendo fiestas de pijamas. A tu madre siempre echándome en cara que no subiera abrigo. Jugando a las muñecas y luego saliendo a la plaza a pasar el rato, para culminar con un pollo asado como almuerzo los domingos.
Y en todas esas fiestas, en el pueblo o fuera de él (Todavía mejores). Esa evolución entre la primera vez que bebimos malibú, hasta cuándo ya llegamos a ese estado de olvido de todo lo que hemos bebido.
Y los campamentos, uniéndolo inevitablemente a toda esa gente que ahora parecen simples desconocidos, pero con los que vivimos grandes momentos.

Conversaciones profundas con el paso del tiempo. Primero preocupándonos por cosas banales propias de dos niñas, para llegar a ese día en el que me recoges con tu coche y vamos a comer para hablar sobre nuestro futuro. Y de repente sentirnos mayores, porque lo somos. Y aunque intentemos con todas nuestras fuerzas luchar contra eso, ya las responsabilidades nos superan.

Y llegamos a algún punto cercano. Puede que desde hace unos 4 años hasta el presente. Desde ese preciso instante en el que decidiste irte a la aventura, y volver al poco tiempo.
Ese que hizo que el destino jugara a tu favor y encontraras lo que no sabías que estabas buscando: A ti misma (por encima de otras muchas y buenas cosas).
Y aunque tú quisieras verlo como una derrota, yo no podía dejar de pensar en lo valiente que había sido. Te habías aplicado esa frase que tanto me gusta decir y poco hacer: "Las cosas que dan miedo suelen valer la pena". 
Porque sí, las circunstancias hicieron que no fuera todo como debía, pero eso te lleva aquí. 

Nos lleva aquí: al 26 de Octubre de 2015, dónde de nuevo alucino con lo valiente que eres.

No puedo estar más orgullosa de ti.
Seguramente muchos creerán que irte a Suecialandia es una forma de escapar de estas cuatro paredes decoradas al gusto: las adoramos, pero nos oprimen. 
Que lo crean.
Yo veo que por fin (y esta vez con total seguridad) te vas a comer el mundo. Cada trozito de él.

No puedo expresar en una entrada de blog, ni en un whatsapp, ni en 8000 llamadas de skype cuánto te voy a echar de menos. Y más después de este año. Nadie en este mundo puede leerme una mirada como tú, puede saber qué me pasa con solo un gesto y puede comprenderme de la manera que tú has aprendido en todo este tiempo.

Pero ya sabes, el estar separadas es lo que nos ha unido tanto. Así que ahora no va a ser menos.

Te quiero infinitamente.






No hay comentarios:

Publicar un comentario